La hipervigilancia es un estado en el que la persona muestra una mayor sensibilidad ante cualquier estímulo amenazante.
Es un síntoma típico de trastornos como la hipocondría o el trastorno de pánico, aunque puede aparecer de forma aislada.
¿Alguna vez has oído a hablar de la hipervigilancia? Se trata de un estado de activación sostenido en el tiempo que presentan algunas personas (especialmente en el contexto de algún trastorno mental, relacionado con la ansiedad y la obsesión).
Otras características de este estado anormal de activación son un aumento del nivel de conciencia y una mayor sensibilidad a estímulos amenazantes.
¿Qué efectos tiene la hipervigilancia en nuestra atención? ¿Puede este estado interferir en nuestro estado de salud?
Como veremos, la hipervigilancia puede llegar a intensificar un dolor previo y constituye un síntoma típico.
Algunos trastornos como el trastorno de estrés Postraumático (TEPT), la hipocondría o la esquizofrenia paranoide, entre otros.
¿Qué es la hipervigilancia?
La hipervigilancia se define como un estado de mayor sensibilidad sensorial, acompañado de una exageración en la intensidad de conductas cuyo objetivo primordial es detectar amenazas.
El gasto energético que supone suele afectar de manera negativa al humor de la persona.
Antonio Cano, director del grupo de investigación “Cognición, emoción y salud” de la Universidad Complutense de Madrid, define la hipervigilancia como “una característica de la ansiedad que supone una reacción emocional que nos pone alerta ante la posibilidad de que ocurra algo que no deseamos”.
Es decir, la persona que manifiesta este síntoma está en estado de alerta “por si le ocurre algo malo” (en un estado defensivo).
A raíz de ello, atiende a cualquier estímulo que pueda suponer una amenaza para su salud física o mental o para su integridad.
Esto implica que esté en un estado de alarma e hiperactivación casi constante.
Efectos de la hipervigilancia
Cuando una persona está en estado de hipervigilancia, centra todos sus recursos atencionales en las amenazas, y a raíz de ello, prioriza el estímulo o la información que teme por encima de cualquier otra.
Es decir, casi que “está esperando la amenaza” en el sentido de que la teme tanto que centra todos sus esfuerzos en poder detectarla si aparece.
La Doctora en Psicología, Marta Redondo afirma que si a la hipervigilancia se le añade una interpretación catastrofista de los síntomas detectados y una evitación de las actividades, todo ello puede resultar fatal para el cuerpo.
De esta forma, el organismo puede llegar a intensificar un dolor previo.
La hipervigilancia en trastornos psicológicos
La hipervigilancia puede aparecer de forma aislada o formar parte de trastornos psicológicos como la hipocondría (trastorno de ansiedad por enfermedad) o el trastorno de estrés postraumático. Es decir, es un síntoma característico de ellos.
Hipervigilancia en la hipocondría
La persona con hipocondría (trastorno de ansiedad por enfermedad en el DSM-5) manifiesta una preocupación excesiva por padecer o contraer una enfermedad grave.
Esto lo manifiesta aunque no existan síntomas somáticos, o existiendo pero de forma leve.
Son personas que suelen manifestar hipervigilancia, en el sentido de que centran prácticamente toda su atención en los “posibles síntomas” de su “supuesta” enfermedad (o de la enfermedad que tanto temen).
Ello hace que realicen continuamente conductas excesivas relacionadas con su salud (por ejemplo: comprobación repetida en su cuerpo de si existen signos de la enfermedad).
Hipervigilancia en el trastorno de estrés postraumático
En el trastorno de estrés postraumático (TEPT) la hipervigilancia también es un síntoma típico. Concretamente, se trata de un síntoma que forma parte de las alteraciones en la alerta y la reactividad asociada al suceso traumático características del TEPT.
La hipervigilancia aquí suele aparecer junto a otras alteraciones como: un comportamiento irritable, arrebatos de furia, respuesta de sobresalto exagerada y problemas de concentración.
Hipervigilancia en otros trastornos
La hipervigilancia aparece también en otros trastornos, como por ejemplo en un trastorno delirante crónico, en la esquizofrenia (concretamente, en la esquizofrenia paranoide) o en trastornos de tipo obsesivo.
Por otro lado, personas que han padecido un trauma (como en el caso del TEPT) también tienen más facilidad para desarrollar este síntoma.
¿Por qué? Porque, de manera no consciente, y para “protegerse” de volver a sufrir una situación similar (violencia, agresión…), la persona activa este mecanismo a fin de poder detectar posibles amenazas para su vida.
Es, en cierta manera, una estrategia desadaptativa de protección ante el peligro.
Finalmente, la hipervigilancia también es un síntoma de la intoxicación por algunas sustancias; concretamente de aquellas de carácter excitador o psicoanaléptico (como por ejemplo: la cocaína) o psicodisléptico (como por ejemplo: los alucinógenos o la variante sativa del cannabis).
Reflexión final
Como vemos, la hipervigilancia es un estado que pueden manifestar muchas personas, aunque el hecho de padecer ciertos trastornos mentales hace más probable su aparición.
Sus efectos sobre la atención y el procesamiento de la información son evidentes; además, ser hipervigilantes puede aumentar nuestra ansiedad y nuestro malestar de base, porque al final estamos “preparando” a nuestro cuerpo para reaccionar prácticamente a cualquier estímulo, aunque especialmente aquellos amenazantes o que más tememos.
Como siempre, para tratarla te recomendamos acudir a un profesional especializado que pueda ofrecerte estrategias para combatirla, con el que resultará esencial también tratar el trastorno mental de base, en caso de existir.
En este sentido, para tratar la hipervigilancia, se utiliza con frecuencia la terapia cognitiva.
Concretamente son muy empleadas las técnicas de reestructuración cognitiva, cuyo objetivo es modificar los pensamientos disfuncionales tras los que se fundamenta el síntoma.
“El que puede cambiar sus pensamientos puede cambiar su destino”.
-Stephen Crane-
Fuente
Lamenteesmaravillosa.com
Laura Ruíz Mitjana