La autohonestidad radical es una decisión, una práctica y también una actitud. Tiene que ver con la determinación de explorar dentro de uno mismo y de reconocer lo que se halle frente a los demás.
La autohonestidad radical es una forma más precisa de nombrar una práctica que casi todo el mundo conoce: ser sincero con uno mismo. En este caso no se trata tanto de una conducta que se enmarca en el plano moral, sino un comportamiento orientado a alcanzar una mayor salud mental.
Existen diferentes formas de engaño y muchas de ellas tienen que ver con la supervivencia. Así mismo, engañarse a uno mismo es, en principio, una forma de protegerse o preservarse. El problema es que se trata de un camino equivocado que, con frecuencia, termina volviéndose en contra de quien lo practica. Esto se evita con la autohonestidad radical.
Uno de los efectos más importantes del auto engaño es el de limitar el crecimiento y la evolución personal. Es posible que decirnos mentiras nos proporcione cierto grado de confort o tranquilidad, pero al mismo tiempo impide el avance. Es tan endeble lo que se sostiene con falsedades que se debe hacer mucho esfuerzo para preservarlo. Enseguida veremos por qué es tan importante la autohonestidad radical.
“La honestidad es el primer capítulo en el libro de la sabiduría”.
-Thomas Jefferson-
La mentira y el engaño
Hay que pensar que en la vida social la deshonestidad es la principal fuente de desconfianza y termina envenenando las relaciones con los otros. Sin sinceridad, los vínculos pierden su valor y su capacidad para enriquecer a quienes los ostentan.
La deshonestidad tiene otro efecto adicional. El que miente a otros también tiene grandes dificultades para creer en lo que los demás dicen. Le resulta imposible confiar porque él mismo es la prueba viva de que se puede mentir y engañar sin que otros lo noten. Por lo tanto, su vida se convierte en una suerte de simulación continua.
Todo lo anterior aplica también para la relación con uno mismo. En el fondo de cada uno habitan las verdades personales. Así que, si una persona se engaña, también termina por no confiar en sí misma o por ponerse en duda constantemente.
También pondrá más énfasis en las apariencias y será muy susceptible a la opinión de los demás. Se siente con un yo frágil y por eso diseña cascarones de protección y al mismo tiempo de ocultamiento.
La autohonestidad radical
La autohonestidad radical es una habilidad, pero sobre todo una decisión. Unos antiguos monjes cristianos, conocidos como los “padres del desierto” definían tal virtud con estas palabras: “reconocimiento honrado de los pensamientos del corazón”. En esta afirmación queda claro que no se trata de un ejercicio intelectual, sino de una práctica que requiere sensibilidad.
Se puede decir que la auto honestidad radical comienza con un examen de aquellas emociones, creencias e historias que nos hacen sentirnos mal con nosotros mismos. El objetivo no es iniciar un juicio en contra nuestra, sino seguir el hilo para detectar dónde están los aspectos oscuros y en dónde están los asuntos que resultan ambiguos, confusos o contradictorios.
Lo que se encuentra durante ese examen son las pistas de esos secretos que guarda el corazón. En principio no se ven con nitidez, pero al avanzar comienzan a ser más claros. Cuando se habla de auto honestidad radical se hace referencia a la voluntad de llevar ese examen hasta el fondo. Es así como comienzan a surgir esas verdades personales que tratamos de ocultarnos.
La práctica de la autohonestidad radical
Practicar la autohonestidad radical no solo implica ese examen a fondo de aquello que inquieta nuestro mundo anterior. Se requiere de valor para asumirlo y seguir indagando en ello. Es probable que esas revelaciones provoquen sufrimiento, vergüenza o enojo con nosotros mismos. Así que también se requiere de comprensión y de auto compasión constructiva para abordar todo esto.
Lo que sigue es la posibilidad de expresar esos hallazgos en voz alta. En la autohonestidad radical esto es muy importante porque equivale a poner una marca, un antes y un después en la mentira. El reconocimiento de una verdad, en voz alta, frente a otro ser humano es una práctica sanadora. Guardando las proporciones, ese es el fundamento de la confesión cristiana y de la terapia psicológica.
Abrir la conciencia a las propias vulnerabilidades y compartirlas es el acto básico de la autohonestidad radical. Una vez se logra, hay una especie de depuración interior y se profundiza en la aceptación y en el amor propio. Esto es muy saludable tanto para quien lo practica, como para quienes están a su alrededor.
Fuente
Lamenteesmaravillosa.com
Edith Sánchez