La pandemia de la covid-19 ha pausado muchas actividades esenciales. En los días recientes y en muchas ciudades, estas actividades han ido retomando su rutina con las debidas precauciones sanitarias.
Hay que considerar la movilidad urbana en las grandes metrópolis, donde un gran número de personas viven demasiado lejos de los lugares de donde trabajan. Muchas personas dependen del transporte público para transportarse.
El transporte público está diseñado para mover a grandes números de personas, de manera que representa una reducción en emisiones de CO2, ahorro en espacio y en ocasiones, ahorro de tiempo.
La pandemia nos ofrece una oportunidad para darle un nuevo significado al uso del transporte público y a los espacios dedicados a este. Pero el transporte público ahora tiene que resolver un gran desafío. Ya que una de sus finalidades es transportar a grandes números de personas, ahora tiene que evitar la conglomeración de personas para evitar que se propaguen las enfermedades infecciosas. La pandemia de covid-19 nos ha hecho más conscientes sobre la manera en la cual se transmiten las enfermedades infecciosas, sobre todo las que tiene que ver con el sistema respiratorio.
En varias ciudades del mundo ya se están implementando estrategias para la gestión del transporte de miles de personas. El uso de bicicleta ha crecido en los últimos años; sin embargo, en las zonas metropolitanas más grandes la movilidad urbana implica recorrer distancias muy largas. Por ello, los gobiernos deben considerar adaptar las rutas de transporte con rutas accesibles y bien comunicadas para los usuarios de bicicletas.
Además, entre más se fomente el uso esta alternativa, más se descongestiona el transporte público como los camiones o el metro, lo que contribuye a la disminución de gases dañinos para el medioambiente y promueve hábitos saludables, pues en muchos países la covid-19 llegó para hacer aún más evidentes otras epidemias como la obesidad y la diabetes.
En México, los gobiernos locales de Guadalajara, Monterrey, Puebla y Ciudad de México le han dado un lugar de mayor importancia al uso de la bicicleta. Para esto se ha invertido en infraestructura: ciclovías, espacios seguros para estacionar las bicicletas, reglamentos de circulación para ciclistas y servicios de bicicletas subsidiadas (EcoBici) A finales de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el uso de la bicicleta como uno de los principales métodos de transporte. Además de que fomenta la distancia entre personas, ayuda a cumplir con el mínimo de actividad física diaria recomendada.
Aparentemente, usar automóvil es más seguro. No obstante, el uso prolongado de este transporte privado aumenta el riesgo de padecer enfermedades crónicas. Cada hora que las personas pasan dentro de un auto, incrementa el riesgo de padecer obesidad en un 6%. La obesidad es además un indicador de enfermedades coronarias y diabetes, las cuales aumentan la probabilidad de contraer covid-19. Y como ya sabemos, en una persona con cualquiera de estos padecimientos también se incrementa la probabilidad de morir por este nuevo coronavirus.
Este tipo de iniciativas no pueden ser relegadas a la responsabilidad individual de quienes son propietarios de una bicicleta o de quienes recorren rutas relativamente cortas a sus diferentes destinos. Son los gobiernos nacionales y locales quienes son responsables de fomentar el uso de bicicletas y hacerlas accesibles, poniéndolas a disposición mediante un servicio barato y de buena calidad y garantizando rutas seguras y bien conectadas a lo largo de la ciudad.
Fuente
PIJAMASURF – 06/13/2020 Sección Sociedad